lunes, 10 de octubre de 2011

Uno de los nuestros

Estoy seguro de que si la muerte no se hubiera topado tan tempranamente con Félix Romeo, más pronto que tarde, le hubiera conocido. Y aunque ya no podré mantener esa convesación con él en la que hubiésemos tratado de lo dificultoso de compaginar cultura y negocio o en la que hubiéramos bromeado sobre la universalidad de nuestro nombre de pila (acento arriba, acento abajo, se escribe igual en casi todos los idiomas), en estos días sí he alcanzado a conocer muchos detalles de su pensamiento gracias a colegas y a amigos comunes.
Por eso, lamento su pérdida como si le hubiera conocido... porque, en realidad, le conocí.
Félix pertenecía a esa clase de intelectuales que estaban convencidos de que la cultura nos hace mejores, y además soñaba con proyectos en los que materializar sus ideas.
Un ataque al corazón se llevó sus ilusiones cuando sólo contaba con 43 años y media vida por delante.
Quién sabe si algún día, en algún lugar, se abra un centro cultural como el que Félix anhelaba y que, al menos, lleve su nombre, para que su recuerdo se mantenga no sólo en aquellos que tuvieron la suerte de conocerle.


P.D. Josema Carrasco le hizo este dibujo, y Antón Castro un precioso poema que pueden leer aquí.

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