sábado, 10 de julio de 2010

La dureza del final

Este año se cumple la 150ª edición del Open Británico de golf que, como no podía ser de otra manera, se celebrará en St. Andrews, un precioso lugar pintado de verdes y azules.
Parece mentira pero ya han pasado 26 años desde que un jovencísimo Severiano Ballesteros lo ganara allí mismo. Él fue un buque insignia del deporte español como lo fueron Ángel Nieto o Indurain o como hoy lo son Nadal o Gasol.
Acabo de leer una entrevista que le realiza The Daily Telegraph evocando las alegrías de entonces.
A veces la vida no es justa del todo y todo lo que le ha dado en el deporte se lo ha quitado en el terreno personal. Ya saben que sufrió un derrame cerebral (del que aún se está recuperando) al año siguiente de que su pareja sentimental falleciera en un accidente de tráfico. Y es que la felicidad nunca es completa.
En uno de los pasajes de la entrevista, Seve viene a decir que para todo en la vida, hay un principio y un final y que lo más duro es descubrir que ese final está llegando.

Es así y no hay solución ni marcha atrás. Y la dureza es proporcional a la duración de las satisfacciones que se van y de las que no quedan más que los recuerdos. Es duro que llegue el final de las vacaciones. Es duro enfrentarse al final de una carrera deportiva, profesional o artística. Es duro sentir el final de un amor. Y es duro vislumbrar el final de la vida.
Sin embargo, pienso que a pesar de la dureza de enfrentarse al final de situaciones felices, más triste hubiera sido no haberlas vivido.

2 comentarios:

Lola Montalvo dijo...

Muy buena reflexión. Estoy completamente de acuerdo en que no hay final más triste que el final de una vida vacía.
Preciosas fotografías.
Un abrazo

Félix G. Modroño dijo...

Por eso hemos de procurar llenarla todos los días.
Un cordial saludo.